Sin duda la rutina juega con nuestro día a día. Nos levantamos, corremos al trabajo, revisamos correos, corremos a la junta, contestamos más correos y volvemos a correr a otra junta, lo que casi siempre se nos pasa por alto es la hora de la comida, siendo esta la más importante para seguir siendo productivos, y tendemos a cometer algunos terribles pecados. Hoy te contamos más de esto y cómo evitarlo.
Debby Braun, ingeniera en alimentos egresada de la UAM y vocera de Canola Info, hizo un recuento para soyentrepreneur.com de los peores pecados nutricionales y la mejor forma de contrarrestarlos.
- Pasar horas sin comer
Seguramente te ha pasado: estás tan ocupado que, cuando te das cuenta, ya llevas 6 horas sin comer. Entonces llega la hora de la comida e ingieres cualquier cosa que se te ponga enfrente.
Esto es uno de los peores pecados “Para mantener un nivel de glucemia constante en la sangre –y sentirnos con energía– es crucial que hagamos por lo menos tres comidas fuertes al día y dos colaciones. No deberían pasar más de 4 horas entre cada comida”. De lo contrario, podríamos sufrir “bajones” importantes de energía. Debes intentar establecer horarios fijos de comida.
Desayuna temprano y, a mediodía, incluye una colación de hidratos de carbono en tu dieta. Cambia las galletitas y el pastel de cumpleaños por un sándwich de pan integral con queso fresco, nueces, almendras, arándanos, una fruta o un yogur natural.
2. Comer porciones demasiado grandes
Es lógico: pasamos tanto tiempo sin probar un solo bocado que cuando lo hacemos pedimos porción doble. Y comemos tanto que al terminar nos sentimos a reventar y lo único que queremos es ir a dormir.
Braun recomienda ingerir 120 gramos –lo proporcional a la palma de tu mano– de carne magra (sin grasa), pollo sin piel o pescado, lo mismo de cereales integrales, pan integral o carbohidratos complejos –como papa, camote o tortilla– y verduras –entre más variados sean sus colores, mejor–.
3. ¿Snacks? ¡Sí, por favor!
Dan las 12, te entra un antojo irrefrenable por una bolsa de papitas. Esto de por sí es malo una vez, pero ¿imaginas el efecto de hacerlo todos los días? Además de elevar considerablemente tu probabilidad de sufrir sobrepeso, este mal hábito te resta energía e incide en tu lucidez mental.
Si quieres algo dulce, opta por un puño de almendras tostadas con arándanos o una fruta, de preferencia de temporada y que contenga fibra, como mango o papaya. Esto te proporcionará una sensación de saciedad que se prolongará.
4. Comer siempre lo mismo
Muchos emprendedores exitosos afirman que tener una rutina para “trivialidades” les permite liberar atención y dedicarla a “cosas más importantes”
Si decides tener una rutina con tu comida, Braun recomienda mezclar verduras verdes, rojas, oscuras y anaranjadas. Asimismo, incluye en tu dieta proteínas de buena calidad, como salmón, atún y sardinas, carnes sin grasa, como filete de res o tampiqueña, pechuga de pollo sin piel y carne de pavo. Prefiere los quesos frescos –como cottage, panela, canasto y requesón sobre los semimadurados o madurados.
5.Saltarse el desayuno
La gran mayoría de las personas ocupadas se salta el desayuno, y esto tiene consecuencias graves sobre la salud. Además de predisponernos a aumentar de peso, brincarse esta comida incrementa las posibilidades de sufrir un ataque cardiaco, sentir cansancio durante el día o padecer gastritis.
¿El desayuno ideal? Una porción de fruta y un carbohidrato complejo, como cereal integral o avena. Otra opción, añade la experta, es preparar un jugo verde con naranja, toronja y algunas verduras con fibra, como apio, y sin añadir azúcar refinada.
6. Comer pesado
Si tus comidas suelen incluir porciones muy grandes y alimentos fritos, lo más probable es que, después de comer, estés que mueres de sueño. Si una persona debe consumir 2 mil kilocalorías diarias, lo ideal es que aprenda a distribuirlas a lo largo del día.
7 .Comer frituras
Seguro lo has escuchado hasta el cansancio: comer alimentos fritos con frecuencia es uno de los peores hábitos que podrías desarrollar.
Sustituye las grasas animales por las saludables. Es más sencillo de lo que crees. En el día a día evita comer tocino, cortes de carne grasosos, salchichas (que además están saturadas de sal) y prefiere las almendras, los cacahuates, el aguacate, el aceite de oliva o canola… Estas grasas protegen tu corazón en lugar de saturarlo de colesterol.
No es fácil salir de los malos hábitos, no es sencillo encaminarse pero todo es una trabajo de constancia. Piensa en lo importante que es tu salud para lograr cada meta que te planteas, de ti y tu alimentación depende tu futuro. ¡Anímate a cambiar!