Socios dañinos, identifíquelos

Sabemos que no todo en el emprendimiento es color rosa, a veces tomamos decisiones equivocadas; pero qué pasa si una de esas decisiones fue justamente la escogencia de su socio, le invitamos a seguir leyendo para saber qué hacer.

 

Ya hemos hablado del socio ideal, pero ahora evaluemos el escenario contrario. Qué sucede si uno de los problemas de su negocio lo tiene justo al lado, y se trata precisamente de su socio.

Sí, es difícil de imaginar, pero sucede y sucede con mucha frecuencia, porque las sociedades son hechas por seres humanos y los humanos no somos perfectos, es por ello que las relaciones que formamos tampoco lo son.

Lo primero es identificar si su socio está sumando o restando para la empresa, a continuación algunas señales que le indicarán si su socio se ha convertido en una piedra de tranca:

  • Lo principal y más grave es haberle detectado alguna mentira. Entre socios debe existir transparencia y confianza total.
  • No cumple lo que promete, este punto también habla de su sentido de responsabilidad y del nivel de compromiso que tiene con la empresa. Si ha fallado en diversas oportunidades es posible que no se encuentre tan involucrado como dice estarlo.
  • Se preocupa más por el sueldo que por otras cosas. Es cierto que la rentabilidad de una empresa es su principal razón de ser, pero no puede ser el todo. Para emprender y sacar un negocio adelante es posible que al principio debamos bajar un poco las expectativas económicas.
  • La flojera lo acompaña, no le gusta trabajar y le deja la mayor carga de trabajo a usted.
  • Quiere controlarlo todo y no le cede espacios, esto habla de falta de confianza, algo imperdonable entre socios.
  • Es inestable, siempre tiene un problema, una excusa o su temperamento suele ser explosivo. Esto poco a poco desgasta las relaciones y suele herir a las personas al punto que no hay vuelta atrás.

Si identifica a su socio en varias de estas conductas es momento de detenerse y buscar soluciones. La primera debe ser conversar y tratar de resolver los inconvenientes desde la confianza que los llevó a crear la sociedad. Si esto no funciona busque un mediador externo que de forma objetiva los haga entrar en razón, por último la opción es disolver la sociedad. Esta última alternativa suena difícil y la más engorrosa, pero no tema, hacerla no significa acabar con la empresa, por el contrario puede significar la mejor vía para salvarla y además hacerla repuntar, siempre que se asesore con abogados expertos en la materia.

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